Otoño de luces mínimas, húmedas enmarañadas en sí mismas. Con domingos tristes como entierros tristes en este mes que ya de una puta vez se acaba y que nos ha traído lágrimas a raudales y raudales de llantos. El ser humano apenas es ya humano. Se está convirtiendo en una rata de alcantarilla, en una metamorfosis inversa, perversa, confusa, cruel. Cuánto dolor en este noviembre de imágenes que se quedan en la retina como ese fogonazo del sol queda prendido en la mirada si lo miramos fugazmente.
¿Para cuando la esperanza? ¿Para cuando esa solidaridad tan cacareada que se convierte en un graznido con el que asustar a los más indefensos? Esos cadáveres de París, de Mali, de Túnez, de Estambul, de Siria. Esos niños refugiados durmiendo en el bosque y apenas tapados con un par de mantas. Esas palabras locas de locos enloquecidos que invitan a matar ¿Para cuando la esperanza? Y ahora para colmo, la Navidad, con el bolsillo casi desierto, con el trabajo precario, con tantas ausencias, con el dolor de tanto mundo susurrando por el mundo. Como reza un breve texto que va circulando por las redes sociales, este año no vendrán los Reyes Magos. Tres hombres de Oriente, barbudos, en camellos y cargados con un montón de cajas sospechosas. La frase te hace sonreír pero la sonrisa se te queda helada en los labios cuando comprendes la intolerancia que se esconde detrás del chiste.
¿Para cuándo la esperanza? Lo confieso, esta vez no he dicho No a la guerra. La verdad es que no he dicho nada. Porque hay una débil y molesta voz de la conciencia que me dice que con ese No a la guerra, Daesh o como quiera llamarse ese grupo de desalmados, estará dando brincos de alegría. Y recordad que aquel que no teme a la muerte es el ser más peligroso de todos.
Perdonadme que en este domingo triste y black de noviembre os ponga mis dudas sobre la mesa. Mañana la vorágine de la rutina pondrá las cosas en su sitio y volveré a pensar en horarios, comidas cenas, lavadoras, trabajo y prisas, muchas prisas. ¿Pero quedará lugar para la esperanza? Yo intentaré hacerle un hueco.
Estoy de acuerdo contigo en que este mes ha sido...muy triste por no darle otro calificativo.
ResponderEliminarHa sido un mes negro. Y lo peor de todo es que no sé cuál es la solución de tanto conflicto. Esperemos que diciembre sea mejor.
EliminarDisculpame que irrumpa asi en tu blog, estoy buscando a una persona que se llama amparo puig castro y no se si podrias ser tu. Si eres por favor escribeme a therealpinxu@gmail.com.gracias
EliminarDe verás que no sé qué decir. Me has dejado hecho polvo.
ResponderEliminarSi ya no nos queda la esperanza, ya sólo nos queda sentarnos a la vera del camino, a... esperar.
Pero...¡tiene que haber alguna esperanza!
Tal vez no sepamos dónde buscarla. Pero hoy, más que nunca, NO A LA GUERRA.
No a la guerra de Daesh, o como se escriba. Y, para que no ganen, es preciso decir NO al miedo, NO a la desesperación.
Hola Elías. A mí me aterra pensar lo que está pasando en ese país.La locura de Daesh no tiene límites. ¿Cómo pararla? Vuelvo a decirlo, el que no tiene miedo a morir matando es peligrosísimo. Yo no pierdo la esperanza, te lo aseguro.
EliminarSi, por fin se va este noviembre negro. De todo lo que escribes en tu entrada lo que más me ha impresionado es esta frase:" aquel que no teme a la muerte es el ser más peligroso de todos." una frase que hace perder la esperanza ciertamente, porque si el ser humano no tiene miedo a morir y se inmola, ¡qué nos queda entonces...! Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, ojalá se cumpla y deje de ser una utopía.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Hola Airblue. Lo cierto es que no tengo nada claro. Creo que si a Daesh no se le paran los pies, cada vez más gente estará en peligro. No perdamos la esperanza.
EliminarSi... y ahora además... la navidad....
ResponderEliminarEl circo va a empezar.
Besos.
Es lo que nos faltaba, esa gran fiesta del consumismo. Cada año me gusta menos. Echo de menos a demasiada gente. Hoy más que nunca el mundo necesita paz pero ¿a qué precio?
Eliminar¿Para cuando la esperanza? Esperemos que para pronto, pero me temo que está en peligro de extinción.
ResponderEliminarTus palabras y reflexiones siempre me conmueven, me siento muy identificada con tu sensibilidad.
Un abrazo Amparo
Gracias Ana. El ser humano y su capacidad para ser cruel, me sorprende y me aterra. Esperemos que diciembre sea mejor.
EliminarEl ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. Creo que el hombre no está tan civilizado como a muchos nos gustaría. En todo caso creo que reflexionar es bueno y creo que... es positivo pensar que cada uno puede aportar su granito de arena, en su día a día, siendo amables con los demás, la amabilidad es contagiosa ...
ResponderEliminarExacto. La paz, o el enfrentamiento, también lo podemos crear nosotros. Pero cuando los horrores se multiplican llegas a pensar que sólo pierde el bueno, el inocente, el bienpensante.
EliminarQuien es capaz de escapar por un momento de la rutina, como tú lo has hecho, hablar y gritar en cada letra lo que aprieta al corazón, quien puede transmitir el dolor y la angustia y el cansancio de sentir tanta falta de humanidad... ahí está toda la esperanza. Por difícil que sea, por estúpido que parezca, es lo único que vive en cada unos de nosotros, la esperanza.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Amparo y gracias por compartir para hacernos más humanos y sentirnos más vivos.
Gracias a tí, Raquel, por tu comentario. Me siento impotente ante tanta crueldad. Me duele el dolor y el sufrimiento de tantos niños en el mundo. Todos tenemos derecho a ser felices, pero hay personas que no tienen ni la más mínima oportunidad. Ojalá algún día seamos más humanos.
EliminarNaturalmente que queda lugar para la esperanza. Personas como tu, que saben reflexionar como lo haces, son las que aportan gramos y gramos de sensibilidad. De ternura y de comprensión. De dudas y de buen criterio. Ahí está la esperanza.
ResponderEliminar¡Gracias por esa reflexión en voz alta!
Gracias Paco. La escribí en diez minutos porque me salió del alma. La guerra de Siria es, en cuanto a crueldad, la madre de todas las guerras. Sólo me pregunto cómo parar tanto horror.
EliminarYo sigo pensando que NO a la guerra. El Daesh nació de una guerra y bomabrdear para acabar con ellos solo creará otro monstruo mayor. Es lo que ellos quieren, convertirse en mártires para que se les una más gente. Hay muchos medios para acabar con un grupo de asesinos que no implican convertirse en un asesino.
ResponderEliminarSí, sería lo deseable. En realidad, en cuanto se queden sin petroleo quedarán en nada. O al menos eso quiero pensar. Pero hay ya tantos muertos inocentes.
EliminarMe llegan muy adentro tus palabras, yo que lo he vivido en carne propia comprendo la desgracia, el dolor y el abandono de las victimas inocentes en las guerras sin sentido.
ResponderEliminarAbrazos.
Es terrible el sufrimiento de los inocentes. La maldad del ser humano no conoce límites, por desgracia. Un abrazo.
EliminarMe gustaría llegar diciendo que la esperanza no debe perderse y que confiemos en el ser humano y equilibrar tu vena pesimista, pero la verdad es que no puedo. Creo que el hombre es el depredador más despiadado que ha dado la naturaleza y que no tiene arreglo. Todo depende del lugar en el que has atinado a nacer y que nada garantiza que un cambio de dirección no te pille con el culo al aire y mañana estés tu en la miseria o perseguido o amanazado.
ResponderEliminarY sí, además, la navidad, con sus hipócritas y falsos mensajes.
Lo siento, pero aunque la rutina tire de nosotros día a día, el panorama no cambia por ello.
Besos